Translate

viernes, 5 de julio de 2019

Spinoza - Cultura para Principiantes


Por: Lic. Andrés Ricardo Díaz Abril


Tomado de: https://youtu.be/AuaLnndpgII

Un filósofo que, pareciera, se ha dejado a un lado, pero sus afirmaciones son más actuales que ningún otro.



Nació en Ámsterdam de padres judíos. Desde muy joven estudia las ciencias profanas, esto hace que Spinoza se desvíe se la ortodoxia judía, criticando y oponiéndose a su propia religión; esto provoca que en 1656  fuera excomulgado y exiliado de la ciudad por haber blasfemado contra las escrituras. En su exilio forma su pensamiento y su propio concepto de filosofía, afirmando que los valores políticos no son más que meras sombras comparadas con el conocimiento filosófico, es decir, que dichos valores ni se asemejan a la libertad de filosofar, como lo propone Spinoza.
Así, este filósofo dice que el conocimiento filosófico es el único que nos permite acceder al gozo del Soberano Bien. Llega  a esta conclusión por el mismo hecho de que en su país intervino en la vida política luchando por la libertad de pensamiento y por un gobierno bueno que exigiera instituciones buenas para el desarrollo de la razón y asegurarles a los ciudadanos un estado de paz verdadera. 
En su pensamiento se pueden ver rasgos de la filosofía de Descartes y el pensamiento judío; aunque hay cosas en las que no está de acuerdo con el pensamiento de Descartes, llegado a decirse que se pudo formar un anti- cartesianismo por parte de Spinoza. Pero adopta muchas ideas de él, como la matemática como norma de la verdad, la separación de las cosas materiales y espirituales, y la idea de la primacía de Dios. 
Por otro lado, su pensamiento parte de la experiencia de un fracaso, es decir, de la conciencia de la vanidad y de la fragilidad de los bienes perecederos que alimentan nuestras pasiones, esto pasa cuando el hombre busca estos bienes, en vez de de buscarlos como medios útiles, los busca como una vanidad, como un capricho; esta búsqueda mala que puede hacer< el hombre hace que su vida y su felicidad disminuya, llegando a la pérdida total de sus ser. Partiendo de esto Spinoza se pregunta por un método que le ayude a acceder a un bien eterno, que sea capaz de unir al hombre consigo mimo, con los demás y con Dios. 
Sin embargo, la filosofía es incompatible con la revelación, por esos anda la filosofía buscando el Soberano Bien, llegando a una definición de la filosofía como el estudio del fin de la sabiduría, de los medios de llegar a ella y de las condiciones de su adquisición. Spinoza, pone como a ese Bien Supremo a la naturaleza, no solo entendida en el aspecto físico, si no en su origen y fuente de dinámica de la naturaleza; este Bien Supremo consiste en la unión del espíritu con la naturaleza; esta unión es dada por las ideas innatas que forjan el entendimiento llegando hasta a la sima de la sabiduría, cuando este pensamiento llega al culmen de la sabiduría, o está bien desarrollada puede igualarse al nivel del ser.
Uno de sus principales temas es Dios, este filósofo empieza por Dios, por el ser absolutamente infinito que está formado de una seria de atributos infinitos. Una de sus características es que es indefinible, es decir, no tiene ningún género; es indeterminado, ya que se define por sí mismo en razón a su ser inextinguibles, es decir, eterno. Este concepto de Dios se puede comparar con el de Descartes, aunque, la única diferencia consiste es que para Spinoza afirma que desde el momento en que se encuentra o se capta la idea de Dios, se le puede comprender de inmediato. El atributo es la esencia de la sustancia misma, en este caso Dios, solo si es entendida o si está en el entendimiento, tanto del hombre, como en el de Dios. 
Uno de sus atributos es que Dios es positividad absoluta, en otras palabras, es una afirmación. Dios, posee unas propiedades, las cuales son: eternidad, simplicidad, infinitud, indivisibilidad, perfección y autosuficiencia. Sin embargo, los únicos atributos que el hombre conoce o puede conocer son los atributos de pensamiento y de extensión. Sin embargo, surge un problema con  el atributo de extensión: si ésta es un atributo de Dios ¿no es negar la perfección de Dios? Spinoza afirma que la extensión es constituyente y dinámica y hace comprender cómo Dios puede ser la fuente del universo material y abrirla vía una crítica radical de la concepción de la creación de origen bíblico.
Por eso, Spinoza propone la diferencia entre “engendrar” y “crear”, la primera es poner una cosa sólo en cuanto la existencia, y la otra es plantear una cosa en cuanto su existencia y su esencia sin ninguna materia preexistente, es decir, no salen de otra cosa. Esto quiere decir la creación es el efecto de una decisión libre y no motivada de Dios. Gracias a esto, se pude definir el concepto de libertad: actuar libremente es actuar por la necesidad de su propia naturaleza.
Porotro lado, se define la eternidad como el estatuto metafísico de la existencia de Dios, es un ser que goza de la existencia infinita; y la duración es el estatuto metafísico de los modos finitos, por ejemplo, el hombre, sin embargo su duración no es predecible aunque son amenazados por la existencia, en otras palabras, son cosas mortales, que tarde o temprano dejarán de existir. Dios, para Spinoza, es único y existe necesariamente; y si obra no es por libertad, si no por la necesidad de su naturaleza de la cual todas las cosas finitas fluyen necesariamente.
Otro punto que toca el pensamiento de Spinoza es el hombre, entendido de una manera muy distinta a la que plante Descartes, para Spinoza, el hombre no tiene privilegio alguno dentro de la naturaleza, es como un animal más de ella, tiene un estatuto de modo finito. De esta forma aparece un nuevo término llamado “conatus” que significa la unión entre el cuerpo y el entendimiento, es la afirmación misma de nuestro ser e implica una exigencia indefinida de existencia; su alma es la idea del cuerpo, también es la captura o  incautación de un modo o modos del atributo de la extensión, que tiene como gran característica la individualidad. El alma también es volición porque una idea deja de ser un “pintura  muda en un cuadro”, según Spinoza, se afirma a sí mismo por medio de un “conatus”; y es sentimiento porque pueden cambiar el “conatus” donde reposan, la afectividad hace que cambien en la cualidad de las ideas de que está constituida.
Otro concepto que aparece es el de la conciencia inadecuada, que es la que hace que caigamos en los errores y de nuestras pasiones, esto hace que aparezca una idea false que a su vez implica una privación de conocimiento. Spinoza quiere demostrar que la conciencia inadecuada es la causa de nuestras pasiones, ya que cuando el “conatus” es modificado por acción de causas externas se transforma en pasión.
Las pasiones fundamentales son la tristeza y la alegría; la alegría que es pasar de una perfección menor a otra mayor, que expande nuestro ser; y la tristeza que es el cambio de una perfección mayor a una menor que ocasiona un repliegue de nuestro ser. Plante tres géneros de conocimiento que son: el conocimiento imaginativo que se trata del conocimiento de las cosas  a través de las modificaciones del cuerpo, este género hace que el hombre viva sometido a las pasiones, es vivir bajo el régimen de la servidumbre. Pero el hombre no está condenado a la servidumbre, él está hecho para vivir bajo el régimen de la libertad. Por eso,  el segundo y el tercer género son la razón; y el conocimiento intelectual que constituye el camino y el término de la liberación del hombre.
Así, el conocimiento verdadero da a conocer la “luz natural”  y nos hace pasar del régimen de las pasiones al régimen de la virtud. La virtud, la define Spinoza, como la verdadera felicidad, es obrar y vivir bien. La virtud es la salvadora, porque el hombre se ama auténticamente, ama a los demás y ama a Dios, ya que el conocimiento verdadero implica conocer a Dios. Tanbién se alcanza el conocimiento del amor intelectual de Dios.


martes, 2 de julio de 2019

ZOLA Y LA GRIETA

ZOLA Y LA GRIETA
Lic. Andrés Ricardo Díaz Abril
Universidad la Gran Colombia
02 de Julio de 2019
El concepto grieta es un término importante y fundamental para el pensamiento de Deleuze, que toma de autores como Zola y Fitzgerald. En este caso, Émile Zola, máximo representante, teorizador e impulsor del Naturalismo: estilo artístico, sobre todo literario, basado en reproducir la realidad con una objetividad documental en todos sus aspectos, tanto en los más sublimes como los más vulgares, presenta la grieta como una fractura, agujeros por los cuales el yo se escapa; es una rotura imperceptible. Alrededor de ésta se distribuyen (hormiguean) los temperamentos, los instintos, “los grandes apetitos” (Deleuze, 2000, pág. 319).
Pero, ¿Qué es aquello que se le llama instintos? Estos designan condiciones de vida y supervivencia; es la única forma de soportar una vida históricamente determinada (Deleuze, 2000). Para Zola, los instintos no son cosas que pertenezcan simplemente al aspecto animal del hombre, los instintos pueden ser a manera como el cuerpo “se concibe o ser el género de vida que un cuerpo inventa” (Deleuze, 2000, pág. 320). Los instintos pertenecen tanto a la herencia histórica como a todas las acciones mórbidas. Se conciben los instintos como una potencia ambigua que presenta el riesgo de destruirse a sí misma.
Por tal motivo, a través de la grieta, el instinto busca el objeto que le corresponde en las circunstancias históricas y sociales de su género de vida: el encuentro entre instintos y sus objetivos correspondientes es capaz de resonar la grieta. Deleuze, adoptando tal concepto,  modifica radicalmente realiza una reforma en el alcance de la herencia y el medio como principios rectores de la ficción naturalista, colocando la potencia de las pulsiones. Deleuze vio en el naturalismo la intensificación del realismo en un surrealismo particular.
Así, Deleuze descubre el impulso que traspasa las supuestas limitaciones restableciendo la gloria del hombre trasladándolos hacia los mundos originarios, y las de la herencia, por el juego histórico y social entre los instintos y lo que llama la "grieta", asignando a ambos conceptos un alcance novelesco mucho más provechoso que el de un determinismo fisiológico. Se presenta una transformación que Zola le hace sufrir a sus personajes, la manera como recrea la concepción de las dos herencias, la potencia poética que da a esta concepción para convertirla en la nueva estructura de la novela. La novela, entonces, integra dos elementos de fondo que hasta entonces le eran extraños: el Drama, con la herencia histórica de los instintos, y la épica, con la herencia épica de la grieta.

Trabajos citados


Deleuze, G. (2000). La lógica del sentido. Madrid: PAIDOS IBERICA.

lunes, 26 de diciembre de 2016

EL PODER NORMALIZADOR EN FOUCAULT

Por: Andrés Ricardo Díaz Abril

Para comprender el ejercicio del poder normalizador que plantea Foucault, es necesario explicar y relacionar cada una de las partes que componen dicho concepto. La modernidad, como titula Foucault esta época, es una sociedad disciplinaria, ya que comienza “una reelaboración teórica de la ley penal que puede encontrarse en Bentham, Brissot y los legisladores a quienes se debe la redacción del segundo código penal francés de la época revolucionaria” (Foucault, 2009, pág. 39).

Pero, ¿Cuáles son las acciones que ocurren en el poder normalizador? En la modernidad la acción del poder no se ve reflejada en una venganza ni en la redención de los pecados; al existir una ley penal, la perturbación causada a la sociedad debe ser reparada, es decir, “La ley penal debe ser concebida de tal manera que el daño causado por el individuo a la sociedad sea pagado” (Foucault, 2009, pág. 40). Por lo tanto, la ley penal debe impedir que se cometan actos criminales.

De esta manera, los tipos de castigo también cambian, ya no se castiga por medio del exilio o la ley del Talión, sino desde una institución de hecho, que parece ser no presenta ninguna justificación teórica, la cual es la prisión (Foucault, 2009). La penalidad en el siglo XIX pasa a ser un control de lo que pueden hacer, están dispuestos a hacer o están a punto de hacer los individuos. Lo anterior trae consigo la implementación del concepto de Panóptico (elaborado por Bentham), debido a que las instituciones de la modernidad funcionan de la misma manera, presentan un dispositivo o mecanismo común, según Foucault, de control. El panóptico es ese ojo vigilante que controla para disciplinar, ya que se desea normalizar al individuo.
Por medio del panóptico se genera la vigilancia, control y corrección total y sin interrupciones de los individuos, se desea un comportamiento normal en todos ellos, por lo tanto lo único que puede, debe y está dispuesto a hacer es realizar un comportamiento ideal (Foucault, 2009).

Por otro lado, sabiendo tales acciones y ejercicio del poder, que consisten en la vigilancia y normalización del individuo, ¿Cuáles son las creencias que sustentan esas acciones (el ejercicio del poder)? Hay que aclarar que el conocimiento no posee ningún origen, el conocimiento es un invento, no está en absoluto inscrito en la Naturaleza humana. Por lo tanto, “el conocimiento es el efecto de los instintos, es como un lance de suerte o el resultado de un largo compromiso” (Foucault, 2009, pág. 8).
De esta forma, se da paso a la verdad que fundamenta tales acciones. En primer lugar, sólo pueden sufrir penalidades las conductas efectivamente definidas como reprimibles por la ley. En segundo lugar, se define al crimen como algo que damnifica a la sociedad, un daño social, algo que afecta la normalidad de ésta. Entonces, el criminal es aquél que ´perturba a la sociedad, es el enemigo social, un enemigo interno (Foucault, 2009). Por lo tanto, la misión de la ley penal, en la modernidad, es permitir la reparación causada en la sociedad.

Ahora bien, esta vigilancia es hecha por alguien que ejerce sobre los individuos un poder y también tiene la posibilidad de construir un saber de normalización sobre aquellos. Este saber ayuda a verificar si los individuos actúan como deben y si cumplen con las reglas, por lo tanto, el saber se mueve alrededor de la norma (Foucault, 2009).

Lo anterior trae consigo una pregunta: ¿cuáles son esas normas que sustentan o soportan esas acciones? Las formas jurídicas que sustentan la verdad y el poder normalizador en la modernidad se evidencian en la justicia penal – judicial y en la creación de las instituciones con el fin de ser correctores de la sociedad. Una ley debe representar lo que es útil para la sociedad, pero, ¿cómo tratar desde la ley penal al criminal?
Si el crimen es una perturbación para la sociedad y nada tiene que ver con la falta, con la ley divina, natural, religiosa, etc., es claro que la ley penal no puede prescribir una venganza, la redención de un pecado.

La ley penal debe permitir sólo la reparación de la perturbación causada a la sociedad. La ley penal debe ser concebida de tal manera que el daño causado por el individuo a la sociedad sea pagado. (Foucault, 2009, pág. 40).
Por lo tanto, las instituciones son las encargadas de prevenir y corregir cualquier acto que atente contra la normalización de la sociedad moderna. De esta forma las instituciones tienen como fin normalizar a los seres humanos: “se encargan en cierta manera de todas la dimensión temporal de la vida de los individuos” (Foucault, 2009, pág. 58); se trata de enfocar  el control en el tiempo para poder crear la normalidad.
No obstante, ¿Cómo articular el poder, la verdad y las formas jurídicas en la sociedad? Un ejemplo de la articulación del poder, la verdad y las formas jurídicas en Foucault, puede ser la escuela, la cual presenta una verdad la cual es la normalización de los estudiantes: formar individuos o ciudadanos dóciles y fieles a las políticas estatales sobre la educación: en el caso de Colombia, las competencias a cumplir por cada estudiante. Si se evidencia una violación ante tal sociedad y verdad, entra a ejercer el poder de control para corregir y/o evitar una anomalía en la escuela (un estudiante “desjuiciado”, o que no hace la tarea, que le contesta mal a los estudiantes). Por lo tanto, cada institución educativa se rige por un reglamento o Manual de convivencia, el cual expresa deberes y derechos, a la vez que presenta las consecuencias y castigos frente a las violaciones de tales deberes.

Para comprender mejor, Pierre Bordieu y su pensamiento sociológico puede ser una forma de comprender tal articulación que presenta Foucault. En primer lugar, Bordieu afirma la existencia de un espacio social donde habitan distintos objetivos o, como los llama, capitales: económico, social, cultural, global, entre otros (Ritzer, 1993).

La verdad en Bordieu se presenta por medio del discurso, el cual genera la dominación, que consiste en cómo el sujeto se comporta dentro de un campo específico, por medio de unas reglas dadas por las instituciones. Es así que el individuo o agente, en palabras de Pierre Bordieu desea adquirir el capital simbólico que el campo social le ofrece y para ello necesita obedecer y seguir las reglas establecidas por las instituciones. Aquel agente que para adquirir dicho capital simbólico rompe tales reglas, las instituciones se encargan de reprenderlo por medio de la discriminación o la corrección de los actos indebidos (Ritzer, 1993). Por eso, el panóptico se ve reflejado en Bordieu en el concepto de Habitus, que consiste en la internalización de las pautas y las reglas específicas por parte del sujeto, dadas por la condición objetiva de las instituciones.

Referencias
Foucault, M. (2009). LA VERDAD Y LAS FORMAS JURÍDICAS. Madrid: Gedisa.
Ritzer, G. (1993). Teoría Sociológica Contemporánea. Madrid: Mc. Graw.Hill.

martes, 1 de diciembre de 2015

La Experiencia de la Vida

RELACIÓN ENTRE ESTÉTICA Y MÚSICA EN PLATÓN Y ARISTÓTELES

Por: Andrés Ricardo Díaz Abril

¿Es el arte y la belleza los objetos de la investigación en la estética? Como cunado un hombre se acerca a un reloj y no conoce su funcionamiento, así la estética como disciplina filosófica da sus primeros pasos. ¿Qué definición es correcta para tal concepto? ¿Qué otros conceptos van ligados a esta disciplina filosófica? Al igual que aquel reloj que ese hombre inexperto desea conocer, así, a través de la historia, el hombre ha intentado conocer lo bello de su vida, del mundo, de toda creación humana que se ha producido, entre ellas la música.
A lo anterior se generan varias preguntas, algunas de ellas son: ¿la estética tendrá alguna relación con el arte?, ¿el arte se relaciona de alguna forma con la naturaleza? Y, en el caso de la música, ¿es esta un arte?, ¿Qué la hace ser bella? Para responder de manera clara estas preguntas, en un primer momento, se debe tener una definición clara de estética,
Sin embargo, se han evidenciado múltiples definiciones de estética a través del desarrollo de la historia. Esto concluye en una nueva pregunta, que se debe responder antes de solucionar el problema principal: ¿Qué debe entender por estética? Según Baumgarten, “atribuye a la estética la comprensión y explicación del proceso cognitivo que tiene lugar a través de la sensibilidad en su manifestación y forma característica: el gusto” (Ocampo, 2003, pág. 23). Y para Kant, la estética es un producto de la razón ilustrada y está ligada al destino de esta razón. Lo anterior afirma el objeto de la estética, el cual es: “la investigación del arte y la belleza” (Ocampo, 2003, pág. 24).
No obstante, una definición tan general como es la expuesta en el párrafo anterior acerca del objeto de la estética se ve influenciado por el contexto socio-cultural. Se da un objeto basado en la Ilustración europea para que abarque al mundo; sin considerar los aspectos culturales e históricos que varían. Ejemplo de ello es que existen sociedades distintas a la europea desde su concepto o entendimiento de estética; se desarrolla sin contar con los conceptos y los términos de arte y belleza, o aquellas culturas que desarrollan el arte sin contar con un concepto de belleza (Ocampo, 2003).
Lo expuesto anteriormente, lleva a una segunda pregunta: ¿es necesario que exista entre la belleza y el arte una relación? Al partir de la definición de arte que en un primer momento puede ser relacionada con la estética en cuanto la primera se da por medio de una “función estética de desarrollo hasta construir una tradición sólida” (Ocampo, 2003, pág. 25).
Por otro lado, si se reduce el arte a sólo manifestaciones sensibles, se podría caer en un error al afirmar, como lo hace Formaggio: “arte es todo aquello a que los hombres llaman arte” (Ocampo, 2003, pág. 25), al afirmar tal idea se presenta un proceso de estetización de todo aquel fenómeno que no es concebido, desde un primer momento, como arte.
 Para Platón, el arte puede relacionarse con el ascenso al bien a través de la belleza, presentando un carácter propedéutico hacia el bien y la verdad. La Belleza está relacionada con lo sensible, que es el punto por el que el ser humano se abre al mundo en el primer contacto con la doxa (opinión) (Ocampo, 2003).  En Aristóteles, el arte es la relación entre la belleza del alma y la belleza de la polis; entendiendo como belleza el estímulo que permite la conexión con la physis, ésta debe gobernar tanto el alma como la polis.
Por lo tanto, algo bello es valioso en sí mismo, independiente de su utilidad y que agrade. Presenta tres principios para conocer lo bello: “taxis, relación armoniosa entre las partes, symetria¸ proporción entre las partes; y to horisménon, adecuación del conjunto a su magnitud” (Ocampo, 2003, pág. 27). Tanto para Platón como para Aristóteles, el arte es una actividad poyética cuyo fin es proyectar una obra que sea mymesis (representación) de algo, por medio de la técnica.
Así, el arte, en estos dos autores, muestra lo esencial, que puede extraerse de la multiplicidad de cosas existentes, un ejemplo de ello es la tragedia, la cual imita modelos morales, la mymesis trágica da a conocer una textura ética del cosmos, entendiéndolo como orden y verdad, la belleza se relaciona con la proporción y la simetría.
Teniendo en cuenta esta definición de arte y de belleza, ¿cómo se podría relacionar la música con la estética? En primer lugar, la música tiende a una representación (mymesis) de una experiencia sensible y/o una mymesis trágica. Para ser comprendida dicha experiencia sensible, debe ser organizada, tener una simetría y coherencia para que al ser comprendida también pueda explicarse su proceso cognitivo y genere un gusto para el ser humano. La música es un arte en el sentido de ser una mymesis de algo, que relacione la belleza del alma y la belleza de la polis que se conecta con la physis, la Naturaleza.
Con respecto al orden y la coherencia, la música posee cualidades que ayudan a la conformación de estas dos; dichas cualidades son la melodía, la armonía y el ritmo, estas tres fusionadas correctamente, llevando en sí un orden y una métrica correcta generan un gusto al ser comprendida por el individuo que la escucha.
Ahora bien, todo arte es creado por el hombre que desea expresar su comprensión del mundo y desea que los otros lo entiendan y se relacionen con su creación, entendiendo por este concepto no como algo que sal de la nada, sino como la construcción de algo nuevo que sale de algo que ya existe. La música genera lo anterior al querer representar la experiencia sensible del ser humana en un orden y una coherencia.

Referencias

Ocampo, E. (2003). El fenómeno estético. Estética de la naturañeza, del arte y las artesanías. En R. Xirau, & D. Sobrevilla, Estética - Enciclopedioa Iberoamericana de Filosofía (págs. 23 - 41). Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas CSIC.


FAMILIARIDAD E INNOVACIÓN DE LA FILOSOFÍA DE HEGEL

Por: Andrés Ricardo Díaz Abril

Al hablar de Idealismo Alemán nos encontramos con un concepto extremadamente amplio, que la mayoría de las personas que la distinguen suelen reducirla a la filosofía o pensamiento expuesto por Hegel. Dicha corriente filosófica la enriquecen varios autores. No obstante, ¿Qué es lo diferente en el pensamiento o en el aporte que Hegel hace a la filosofía?
Cada filósofo que aparece o surge a través del tiempo, enriquece y aporta a las características de la filosofía. Como en forma de introducción al tema, se puede afirmar que Hegel basa su filosofía en los problemas concretos con que se enfrentó en su tiempo. Como todos los filósofos idealistas de la época, va a poner como base del conocimiento o de la ciencia al “yo”, o mejor, al “ego”. No obstante, ¿cómo diferenciar el sistema que propone Hegel de los demás idealistas?
Para tratar de darle una posible respuesta a este interrogante, en primer lugar se debe dar una definición de lo que se entiende por idealismo, especialmente por “idealismo alemán”, luego exponiendo los conceptos transversales o que tienen en común estos filósofos, para llegar a exponer sus diferencias y terminar con el desarrollo del sistema planteado por Hegel.
Así, a diferencia del realismo que expone la existencia de las cosas, que son y tienen esencia (García Morente, 2005), el idealismo  expone un punto de vista exigente para las actitudes ingenuas del ser humano. La idea se concibe como contenido de la mente; esta corriente filosófica pone en duda todo lo que en el mundo se percibe, en donde el fundamento del conocimiento no está en la cosa (objeto) sino en el sujeto, en este caso el “ego”, este es la garantía de una filosofía del pensar.
El idealismo alemán se caracteriza por darse cuenta que para llegar al conocimiento se necesita de la experiencia y la razón, aunque prevalece la razón. Al mismo tiempo que surge como intento de superar el pensamiento crítico Kantiano, sobre todo en la Crítica de la Razón Pura. Para el idealismo sólo existe el sujeto, su actividad y el conocimiento que adquiere de sí mismo. El sujeto determina la forma y el contenido del conocimiento: todo lo que es real, es racional y al mismo tiempo cognoscible (BELAVAL, 2005).
Por lo tanto, es el idealismo absoluto la afirmación según la cual el sujeto es fuente de sí mismo y del mundo; conoce la totalidad de lo real. Al mismo tiempo, al absoluto de Schelling, Hegel lo sustituye con la realidad fundamental, el espíritu o la idea; para este filósofo la realidad es la realización de toda la historia humana, es decir,la razón se apropia de toda la realidad, ya que aquella, la razón, se realiza en la historia. Cree que la realidad es inteligible, que en un sentido se va manifestando en los acontecimientos y que la historia humana progresa hacia un fin, ese fin consiste en que el espíritu se realice libremente. Es de esto que surge el “idealismo” de Hegel, que consiste en la fe en el espíritu.
Por otro lado, en desarrollo de esta corriente filosófica que es el idealismo, se evidencian varios significados del mismo concepto que relaciona a cada autor o que los diferencia. Este  es el sujeto o el ego, es el fundamento de todas las cosas: es la base o la estructura para construir el conocimiento.
El Sujeto, en Descartes, es un yo pensante, es decir, si todo conocimiento es básicamente la relación entre un sujeto y un objeto, y si para conocer un objeto se necesita un sujeto capaz de conocerlo, es preciso partir de la base de la existencia de un sujeto, Este ego tiene pensamientos o contenidos y posee una certeza sobre ello, pero debe preguntarse si sus contenidos son o no legítimos. Por lo tanto, el Sujeto es la estructura y/o cimientos para construir el conocimiento. Esta idea hace que el sujeto sea una cosa que piensa (res cogitans)  y a partir de ahí se podrá conocer todo lo demás; debe ser consciente de que existe un mundo extramental.
Más adelante, Kant define al Sujeto como un sujeto trascendental o comunicacional, ello significa que le da forma a la realidad que quiere que el mundo vea, en otras palabras: el Sujeto constituye la realidad, le da forma y nos la entrega. Es el Sujeto trascendental de Kant quien pone las condiciones de posibilidad para conocer lo que percibe del objeto. No obstante, para este filósofo, el Sujeto no alcanza a conocer a la cosa en sí (noúmeno): lo que no aparece dentro de la conciencia del Sujeto, sólo puede conocer lo que se le presenta del objeto, de la cosa en sí por medio de sus sentidos, lo que Kant llamará el Fenómeno. Dicha afirmación concluye que el conocimiento no depende simple y solamente del Sujeto, sino tanto Sujeto y objeto se correlacionan; existe una relación indisoluble entre el Sujeto y el fenómeno. de lo anterior se encarga la filosofía. Pero, ¿Qué pasa con la cosa en sí (el noúmeno)? De este se encarga la Metafísica: de lo que no se es posible conocer por medio de la Razón pura.
Luego de exponer el Sujeto Pensante de Descartes y el Sujeto Trascendental de Kant, se debe pasar al centro de este escrito: la filosofía de Hegel: su familiaridad y su innovación frente a los anteriores pensadores idealistas. Para ello se debe hablar de la definición del concepto que es transversal en este escrito: del Sujeto. Para Hegel, este es un Sujeto Histórico. Para entender esta afirmación de este filósofo es necesario explicar su pensamiento.
El objetivo principal de Hegel es “contribuir a que la filosofía se aproxime a la forma de la ciencia” (Hegel, G. W. F., 1971), es decir, de ser la filosofía el fundamento de las ciencias, Hegel pretende convertirla en la ciencia misma. Para conseguir llegar a dicho objetivo se necesita de un Sujeto que trascienda la individualidad y sea capaz de adquirir el conocimiento universal, esto sólo se logra gracias al cambio histórico, sólo de esa forma se es capaz de llegar a alcanzar la RAZÓN, el todo. Es a través de la historia humana se va haciendo la verdad, ya que esta no está dada, depende de una época y no de un individuo. Por lo tanto Hegel concibe la Verdad como dándose en la historia, necesita de la historia para que sea posible.
Es por eso que surge una conciencia de la época, los cambios en la historia son diacrónicos, deben encajar y por lo tanto al expresarse la verdad se expresa el movimiento de la libertad. Dicho movimiento es una Dialéctica definida como progreso histórico: La historia es un desarrollo permanente, y este es un desarrollo dialéctico que se da por medio de afirmaciones, negaciones y superaciones de las negaciones para llegar a una CONCILIACIÓN (BELAVAL, 2005).
Gracias a lo expuesto en el párrafo anterior, se puede concebir a la historia  como el desarrollo autoconsciente de Espíritu Absoluto representado por el sujeto, en la medida que se va dando forma a través de la historia. El Espíritu Absoluto se hace presente gracias al hombre que se encuentra haciendo su historia, logrando que la RAZÓN se apropie de toda la realidad, porque la realidad es la realización de la historia humana, o sea, el hombre (Sujeto) es lo que hace (la Historia) y con ésta desea encontrar su libertad (la del Sujeto) y el de su pensamiento.
Esto se puede resumir en lo que Hegel afirma: “Todo lo real es racional, y todo lo racional es real” (HEGEL, 1993, pág. 54). Toda la realidad es la expresión de la razón que se desarrolla, que se constituye a lo largo de esa realidad. La razón se realiza en la historia; la razón es real, no es subjetividad, es historia y ésta es racional.
Para terminar, Hegel hace que la filosofía ya no sea un sistema de esencias y de verdades eternas, sino que la convierte también en la historia comprendida, pone como etapa final de la filosofía la verdad. Se encuentra en la unión del movimiento lógico de las esencias y del devenir histórico. Por estos dos caminos la idea y el espíritu se han realizado en su verdad.

Trabajos citados

BELAVAL, Y. (2005). Historia de la Filosofía siglo XXI N. 07: "la filosofía alemana de Leibniz a Hegel". México D. F. : Siglo XXI Editores.
García Morente, M. (2005). Lecciones preliminares de Dilosofía. Bogotá D. C. : Ediciones Universales.
HEGEL, G. (1993). Filosofía del Derecho. Buenos Aires: Claridad.
Hegel, G. W. F. (1971). Fenomenología del Espíoritu. México D, F,: Fondo de Cultura Económica.


LA FILOSOFÍA COMO HERRAMIENTA DEL HOMBRE PARA LLEGAR A LA VERDAD

Por: Andrés Ricardo Díaz Abril


 “Todos los hombres tienen, por naturaleza, el deseo de saber” (Aristóteles, 1985, pág. 27). Es de esta manera como Aristóteles empieza su escrito. Si el hombre desea saber, necesita de un método para lograrlo, pero ese método necesita ser parte de una ciencia, una ciencia que permaneció, permanece y permanecerá hasta que el hombre pierda el deseo de saber. Dicha ciencia es la filosofía, ciencia de la verdad; si el hombre tiene el deseo de saber, es porque desea llegar a la verdad.
Así, el ser humano, a diferencia de los demás animales, posee la razón, esta lo impulsa a querer conocer el porqué de las cosas; y el primer paso para conocer es por medio de la experiencia y ésta, a la vez, es dada gracias a la memoria. Es por la experiencia que la ciencia y al arte llegan al hombre (Aristóteles, 1985, pág. 27), “la experiencia es el conocimiento de las cosas individuales, y el arte, de las cosas generales” (Aristóteles, 1985, pág. 28).
Con lo anterior, se debe conocer y tomar en cuenta lo general como lo particular, la teoría y la práctica, la materia y la forma, algo que en Platón no se podía concebir. Sin embargo, ninguna de las acciones sensibles constituye el verdadero saber. La filosofía, en cambio, es “el estudio de las primeras causas y los principios de los seres” (Aristóteles, 1985, pág. 29 ),  estudia el origen y el sentido del ser. 
La filosofía es poseedora de la totalidad del saber pero sin tener la ciencia de cada objeto; llega conocer las cosas arduas y todas aquellas a las cuales no se llegan sin grandes dificultades (Aristóteles, 1985, págs. 30 - 31). La filosofía tiene su propio fin, el cual es el saber; la filosofía es la ciencia del conocimiento por excelencia, que está construido por los principios y las causas.
Por eso, La filosofía conoce el fin de todas las cosas, el cual es el bien soberano en el conjunto de la naturaleza. Es así, que se llega a una primera definición de filosofía: “es la ciencia teórica de los primeros principios y de las primeras causas. Pues el fin es una de esas causas, tiene su propio fin, es una ciencia libre” (Aristóteles, 1985, pág. 32).
Al ser una ciencia libre, la filosofía busca la verdad, verdad que es fácil en un sentido y difícil en el otro. Nadie puede alcanzar completamente la verdad, ni estar falto de ella de manera absoluta. Es la filosofía la ciencia de la verdad, ella utiliza la especulación, cuyo fin es llegar a la verdad. (Aristóteles, 1985, pág. 64), la verdad es la causa de todo y lo causado es verdad por excelencia.
Si la filosofía es la ciencia de la verdad, y la verdad es la causa de todo, la filosofía, o filosofía primera (más adelante llamada metafísica) es la ciencia del ser en cuanto ser; ciencia de la sustancia, de la unidad y de la pluralidad. Es por eso que Aristóteles afirma que: “el ser se entiende de muchas maneras” (Aristóteles, 1985, pág. 95), pero siempre se refiere a un mismo término, a una misma naturaleza. Al conocer al ser se es capaz de establecer los principios más ciertos de todas las cosas.
A pesar de todo eso, surge una gran duda, la cuales: ¿en la actualidad el hombre posee, por naturaleza, el deseo de saber? Por un lado, el ser humano no desea conocer lo trascendental de su ser. Vivimos en una época en donde no es importante saber, especular, no es importante la esencia de las cosas. Sin embargo, por otro lado, cada hombre posee una esperanza que lo lleva a moverse y seguir en este mundo para llegar a su finalidad, a conocer su esencia, su ser, conocer su identidad y ser lo que es.
Es así, para terminar, el hombre deseaba, desea y siempre va a desear el saber, por naturaleza, el hombre quiere llegar a la verdad, y la ciencia de la verdad es la filosofía, la ciencia del ser en cuanto ser, la ciencia de los principios y las causas de las cosas. El ser humano busca el sentido y su fin y solamente la filosofía le da el verdadero sentido a la vida.

Bibliografía

Aristóteles. (1985). Metafísica. (R. Blánquez Augier, & J. F. Torres Samsó, Trads.) Mdrid: SARPE S. A.
Guthrie, W. K. (2005). Dos filósofos griegos. México D. F.: Fondo de Cultura Económica.
Reale, G. (2005). GUÍA DE LECTURA DE LA "METAFÍSICA" DE ARISTÓTELES. Barcelona: Herder.


EL SIGNIFICADO DE LA MUERTE Y LA MISIÓN DEL FILÓSOFO EN PLATÓN


En el Fedón o del alma se trabaja acerca del tema de la muerte, una muerte cuya primera definición es la separación del alma y del cuerpo, pero va a ir más allá de esta definición tan general. Se puede notar que el concepto que Platón posee de la muerte es un concepto bueno, algo que para la mayoría de los hombres no lo es.
Pero, ¿en qué consiste ese buen y bello significado de la muerte que Platón manifiesta? Consiste en “trabajar toda la vida en adquirir la virtud y la sabiduría, porque el precio es magnífico y la esperanza grande” (Platón, 1998, pág. 429). Al cumplir esta meta, estar muerto será el mejor premio y la esperanza es reunirse con hombres justos.
Sin embargo, ¿Cómo llega Platón a dicha definición? Pues para llegar a esta conclusión es necesario, primero que todo, despejar algunas dudas, las cuales son:
1. ¿Cómo es que no se permite atentar contra la propia vida, pero sí el filósofo debe seguir a cualquiera que muera? En primer lugar, el vivir es para todos los hombres una necesidad absoluta e invariable. Sócrates plantea un ejemplo para explicar su postura (Platón, 1998, pág. 390) cuya conclusión es “los dioses tienen cuidado de nosotros y los hombres pertenecen a los dioses. Por ende Dios debe enviarnos una orden para morir” (Platón, 1998, pág. 390).
2. ¿Por qué razón los filósofos trabajan toda su vida para prepararse para la muerte? Hay que partir del punto de que, como ya se dijo antes, la muerte es algo y ese algo es la separación del alma del cuerpo; y el filósofo debe tener cuidado con el alma y no con el cuerpo y por ende, lo que más quiere en esta vida “es alejarse de los placeres del cuerpo” (Platón, 1998, pág. 392),. Por eso, lo propio del filósofo es desprender su alma del comercio del cuerpo.
Es de esta forma como se llega a la idea de que el alma debe tener todo el cuidado necesario del sabio, pero ¿qué busca el alma? El alma busca la verdad y es capaz de encontrarla cuando no se deja engañar del cuerpo; el cuerpo la engaña por medio de los sentidos y la conduce hacia el error. Para que el alma descubra la verdad necesita de la razón, y la mejor forma de razonar es cuando no se utilizan los sentidos. Es por eso que cuando se habla de la justicia, lo bello y/o lo bueno no se ve nunca.
Así, sólo por la razón, que tranquiliza el alma. Se conoce la esencia de las cosas. Mas ¿por qué hay que tranquilizar el alma? Se conocen los objetos cuando se dejan a un lado los sentidos, que pertenecen al cuerpo, que lo único que hace es turbar el alma e impide que encuentre la verdad. Mientras el alma esté sujetada a la corrupción del cuerpo, el filósofo no podrá alcanzar su mayor dese, el cual es la verdad.
Empero, ¿por qué el cuerpo no nos lleva a la sabiduría? El cuerpo posee unas necesidades y unas pasiones que hacen que surjan las guerras, las seducciones y los combates (Platón, 1998). Esto hace que no se pueda filosofar, es por eso que si se quiere saber verdaderamente alguna cosa, es preciso que el alma abandone el cuerpo y que ella, por sí sola, examine los objetos que quiere conocer. Por consiguiente, hasta que el alma sea libre de esta carga, que es el cuerpo, no se llegará a la verdad.
No obstante, ¿en qué consiste la verdad? Consiste en “conocer… la esencia pura de las cosas, y para alcanzar esa pureza se debe ser puro” (Platón, 1998, pág. 401). Es en esto, lo expuesto anteriormente, que consiste el significado de la muerte y la misión del filósofo.
Entonces, el verdadero filósofo es aquel que sabe y confía que la sabiduría pura se encuentra después de morir (cuando se separe el alma del cuerpo).el filósofo ama su alma, y al amarla adquiere la virtud de la templanza, la cual consiste en no ser esclavo de sus deseos, sino en hacerse superior a ellos y en vivir con moderación (Platón, 1998). Pero, la virtud no es verdadera sino con la sabiduría.
Dicha afirmación trae como consecuencia que la verdadera virtud es la purificación de todas las pasiones. Lastimosamente aunque el sabio comparta esto, la gente no lo escucha ni lo entiende.
Para terminar, la concepción de muerte, unida con la sabiduría, el conocimiento, la purificación del alma y la virtud, le brinda una esperanza al hombre común, que piensa que al morir el cuerpo, el alma desaparece. Sin embargo, existen ciertos puntos de dicha teoría que deben ser explicados con argumentos sólidos. La vida y la muerte son contrarios, pero una nace de la otra y posee una operación intermedia que hace posible el paso de una a la otra: “al nacer se muere y al morir se vive, los vivos nacen de los muertos y los muertos de los vivos” (Platón, 1998), es decir, revivir.
Por ende, “las almas de los muertos existen en alguna parte de donde vuelven a la vida” (Platón, 1998, pág. 418). Al afirmar esto, cabe la posibilidad de que el conocimiento sea una reminiscencia[1], hemos aprendido de otro tiempo y las hemos recordado, por eso nuestra alma es inmortal.
En fin, se debe recurrir a la razón para buscar en ella la verdad de todas las cosas. El objeto es bello por la presencia o comunicación con la belleza primitiva. Es de esta manera que se afirma que las cosas bellas son bellas a causa de la presencia de lo bello. Por eso, el alma hace que el cuerpo esté vivo, el alma lleva consigo la vida, lo contrario a la vida es la muerte y el alma es inmortal. Cuando la muerte llega al hombre, lo que hay en él de mortal (el cuerpo) muere; y lo que hay de inmortal (alma) en él se retira, cediéndole su puesto a la muerte (Reale & Antíceri, 2008).
Es por eso que se termina con la frase que se empezó este escrito: “se debe trabajar toda la vida en adquirir la virtud y la sabiduría, porque el precio es magnífico y la esperanza grande” (Platón, 1998, pág. 429).

Por: Andrés Ricardo Díaz Abril
Lic. en Filosofía e Historia
U. G. C.

Bibliografía

Grondin, J. (2004). Introducción a la Metafísica (cuarta ed.). Barcelona: Herder.
Platón. (1998). Dialogos: Fedón o del Alma. México D. F.: Porrúa.
Reale, G., & Antíceri, D. (2008). Historia de la Filosofía Tomo I. Bogotá D. C.: Paulinas - UPN.




[1]  En el diálogo "Fedón", y con ocasión del estudio de la virtud, Platón presenta la teoría de la reminiscencia ―o anamnesia―. Esta teoría se resume en la idea de que conocer es recordar. Seguramente Platón no defendía este punto de vista respecto de los conocimientos particulares como los relativos a hechos concretos (por ejemplo, el conocimiento perceptivo del tipo "mi mesa es negra") sino respecto de los conocimientos estrictos dotados de universalidad y necesidad, conocimientos como los matemáticos y los que pueda descubrir la dialéctica.

viernes, 26 de junio de 2015

El Problema Teológico

En esta parte del libro se quiere dar a conocer el problema acerca de la interpretación de la Sagrada Escritura. Para eso se resaltan unas breves líneas de la historia bíblico-teológica sobre este problema. Demostrando que la cuestión hermenéutica actual no es algo nuevo, si no que recoge de una manera nueva un problema antiguo.

Así, con el surgimiento del Nuevo Testamento, en la edad media se define como una nueva interpretación, una forma auténtica de la Sagrada Escritura, ya que se basa en un acontecer histórico real; ya no es teórico o imaginario, porque la salvación en Cristo es lo que le da cumplimiento al Antiguo Testamento. Sin embargo, la teología cristiana, trata de entender tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento; esto se puede ver en los siglos II y III d. C. gracias a la interpretación patrística, desde la escuela de Antioquia, hasta la dualidad de tendencias entre san Jerónimo y san Ambrosio. De todo esto se saca un principio hermenéutico: la Sagrada Escritura hace afirmaciones dogmáticas que se deben interpretar desde la doctrina y la tradición de la Iglesia.

No obstante, gracias a la reforma surge un principio hermenéutico nuevo, causado por el marco protestante el cual consiste en que la Biblia no debe ser entendida por la tradición doctrinal de la Iglesia, si no ha de entenderse por sí misma. Esto causa que el marco protestante desarrollara una teología “ortodoxa”, formando una brecha entre la Sagrada Escritura  y su contexto histórico, porque se crea una doctrina de la “inspiración verbal”.
Por consiguiente, este problema se agudiza por el pensamiento de la ilustración, ya que gracias a los filósofos de la época se quiso reducir el cristianismo a un plano racional, eso lo podemos notar cono mayor fuerza cono Locke. Por otro lado Kant que afirma que sólo se puede comprender la Sagrada Escritura en el sentido moral, y Hegel que interpreta los contenidos cristianos de la fe a la luz de su método. Después de esto, se introduce un nuevo método, el cual es el histórico-crítico que justifica una investigación científica de la Sagrada Escritura, se quiere con esta investigación todo lo sobrenatural de ésta, quitar toda revelación de Dios. Es en esta investigación donde predomina el principio de de que es imposible una intervención de Dios en este mundo y en la historia; con este principio se deja claro que todo milagro que se encuentra en la Biblia no tienen una explicación.

Es por esto que se alza la protesta del movimiento hermenéutica en donde aparecen varios teólogos protestantes como Kart Barth que afirma que debemos aprender a comprender los escritos bíblicos como palabrea de Dios; también Bultman, el cual sostiene que se debe investigar crítica y científicamente el texto partiendo de él mismo. Pero Bultman crea algo llamado la interpretación existencial, en donde se traduce a una comprensión antropológico-existencial en el mundo, pero lo que ocasiona esta interpretación es que brote un retroceso entre la cuestión del Jesús histórico  frente al Cristo de la fe, ya que el segundo es el que le interesa a los fieles, ya que llama a la decisión de la fe.


Para terminar, la teología católica no se quedó atrás y también se planteó en este mismo problema de la mano de Alfred Loisy y Maurice Bondel, el primero concentrado en el método histórico-crítico y el segundo reconoce y defiende la tradición histórica de la vida y de la doctrina de la Iglesia para tener un conocimiento más profundo de la Sagrada Escritura. Ya más adelante con el Concilio Vaticano II se dio más libertad a la ciencia bíblica católica, ya que en la constitución Dei Verbum se exige ver y comprender la Sagrada Escritura en estricta unidad con la revelación, ya que es por medio de la Escritura Sagrada donde se revela Dios. Por otro lado, se debe tener una conexión entre la investigación  histórico-crítica y la comprensión creyente, ya que una está relacionada con la otra y de penden mutuamente. Para que se logre esa unión se necesitan de exegetas  y teólogos. En todo caso, en este transcurrir de la historia bíblico-teológica, aparecen problemas de origen filosófico muy importantes tanto para la interpretación de la Sagrada Escritura, como para la misma filosofía.

Por: Andrés Ricardo Díaz Abril
Lic. en Filosofía e Historia
U. G. C