Kant, en su estética trascendental
define el concepto de intuición, que
para el filósofo es “el modo por medio del cual el conocimiento se refiere
inmediatamente a dichos objetos y es
aquello a que apunta todo pensamiento en cuanto medio” (Kant, 2005, p. 42); y define la sensibilidad como la capacidad de recoger representaciones. Con
estas definiciones quiere afirmar que si se quiere conocer un objeto, todo
pensamiento que existe en el hombre debe referirse a una intuición y a una
sensibilidad. Así, surge la explicación de cómo surge lo empírico: “la
intuición que se refiere al objeto por medio de una sensación” (Kant, 2005, p. 42).
Por otro lado, define a la estética
trascendental como “la ciencia de todos los principios de la sensibilidad a priori” (Kant, 2005, p. 43). Con esta ciencia lo primero que se quiere es
aislar la sensibilidad para quedarse con la intuición empírica, para que
después se pueda apartar esta intuición de todo lo que es sensación, llegando a
la intuición pura. Pero para llegar a todo esto se debe exponer el espacio y el
tiempo, que son las dos formas puras de la intuición sensible (Kant, 2005) .
Así pues, espacio y tiempo se
exponen en este libro de manera metafísica y de manera trascendental. De la
primera forma porque “nos muestra el concepto en cuanto dado a priori”; y lo segundo
porque se quiere explicar los conceptos “como principio a partir del cual puede entenderse la posibilidad de otros
conocimientos sintéticos a priori” (Kant, 2005, p. 44).
Empezando con la exposición
metafísica del espacio lo define como la base de todos los objetos que existen,
representando por él de una manera a priori, es la condición de posibilidad de
los fenómenos y es el fundamento a priori para los fenómenos externos. El
espacio es “intuición pura” que es
esencialmente uno, cuyo concepto tiene como base la intuición a priori. Finaliza esta primera
exposición del espacio afirmando que el espacio “se representa como una
magnitud dada infinita.” (Kant, 2005, p. 45), esto quiere decir que
todas sus partes se entienden infinitamente.
La exposición trascendental del espacio
empieza con una pregunta: “¿cuál ha de ser, pues, la representación del espacio
para que sea posible semejante conocimiento del mismo?” (Kant, 2005, p. 46). A la cual se responde que debe ser una
intuición que sólo se halla en el sujeto previamente al encuentro con el
objeto, es decir, debe ser una intuición pura, en el sentido de que no tenga
ningún rastro de experiencia. Para que esto suceda se debe reconocer que el
sujeto es quien hace comprensible la posibilidad de un conocimiento sintético a priori.
De estas dos exposiciones se saca
como conclusión que el espacio es la forma de todos los fenómenos externos que
solo se puede hablar de esto desde el punto de vista del hombre. Es una
condición necesaria, ya que todos los hombres llevan una intuición pura (interna)
que se llama espacio. Aunque hay que aclarar que el espacio no deja ver las
cosas en sí, sino que todas las cosas que expone son las cosas exteriores. Esta
exposición quiere demostrar la realidad del espacio en trato con todo lo que
represente un objeto y también quiere
establecer la idealidad del espacia
en relación con las cosas en sí mismas por
medio de la razón.
Lo anteriormente expuesto revela la
postura de Kant frente a esta dicotomía entre una concepción relacional y
absoluto del espacio, apoyando la concepción absoluta, ya que este es una
intuición interna del hombre, ninguna experiencia lo da, sino que toda la
experiencia lo supone; es necesario para entender el fenómeno, se deduce o
requiere de las verdades apodícticas (innegables) de la geometría y la física y
posee una continuidad, una universalidad e infinitud.
Hay que aclarar que, para Kant,
sólo se puede conocer el fenómeno, lo que se manifiesta por los sentidos y que
afecta la conciencia (el yo). Para el autor, existen representaciones en el
entendimiento del ser humano que poseen una forma a priori que generan una
adecuación de las representaciones con la forma del entendimiento, esta forma a
priori permite conocer.
No obstante, al hablar de las representaciones
y de la forma a priori del entendimiento que posee el sujeto, puede existir una
relación dada entre la forma del entendimiento y el fenómeno. No se habla de
una relación entre los objetos que están en el espacio para entenderlos, pero
sí de una representación y entendimiento desde la forma a priori del
entendimiento del sujeto.
Así, lo que se afirma en el párrafo
anterior refleja una idea que ayudará a responder a la segunda parte de la
pregunta: la vigencia de la postura de Kant en los paradigmas contemporáneos de
la física y de la medicina.
La Estética Trascendental es el
conocimiento que se capta con los sentidos, sean estas internas o externas,
están en el Tiempo y el Espacio. El espacio es para Kant una intuición pura del
exterior, el tiempo, es una intuición pura del interior de cada hombre.
Antes de tener la percepción de las
cosas externas por medio de los sentidos, se intuyen en el espacio. Y antes de
tener la percepción de las emociones interiores de la subjetividad, se intuye
que ellas son sólo posibles en el “tiempo”. En otras palabras, tanto el espacio
como el tiempo son subjetivas e ideales y son las condiciones para que las
cosas externas existan (en el espacio) y los estados emocionales variables se den
en el interior del hombre (en el tiempo).
El pensamiento de Kant influyó
mucho en las concepciones físicas de Albert Einstein. La Teoría General y
Específica de la Relatividad están animadas por el idealismo trascendental del
filósofo de Konisberg. Lo importante ahora no sería saber lo que son las cosas,
sino cómo nos las representamos en nuestra inteligencia. A esto se le llamo la
“Revolución Copernicana” del pensamiento.
Por: Andrés Ricardo Díaz Abril
Lic. en Filosofía e Historia
U. G. C.