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viernes, 26 de junio de 2015

El Problema Teológico

En esta parte del libro se quiere dar a conocer el problema acerca de la interpretación de la Sagrada Escritura. Para eso se resaltan unas breves líneas de la historia bíblico-teológica sobre este problema. Demostrando que la cuestión hermenéutica actual no es algo nuevo, si no que recoge de una manera nueva un problema antiguo.

Así, con el surgimiento del Nuevo Testamento, en la edad media se define como una nueva interpretación, una forma auténtica de la Sagrada Escritura, ya que se basa en un acontecer histórico real; ya no es teórico o imaginario, porque la salvación en Cristo es lo que le da cumplimiento al Antiguo Testamento. Sin embargo, la teología cristiana, trata de entender tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento; esto se puede ver en los siglos II y III d. C. gracias a la interpretación patrística, desde la escuela de Antioquia, hasta la dualidad de tendencias entre san Jerónimo y san Ambrosio. De todo esto se saca un principio hermenéutico: la Sagrada Escritura hace afirmaciones dogmáticas que se deben interpretar desde la doctrina y la tradición de la Iglesia.

No obstante, gracias a la reforma surge un principio hermenéutico nuevo, causado por el marco protestante el cual consiste en que la Biblia no debe ser entendida por la tradición doctrinal de la Iglesia, si no ha de entenderse por sí misma. Esto causa que el marco protestante desarrollara una teología “ortodoxa”, formando una brecha entre la Sagrada Escritura  y su contexto histórico, porque se crea una doctrina de la “inspiración verbal”.
Por consiguiente, este problema se agudiza por el pensamiento de la ilustración, ya que gracias a los filósofos de la época se quiso reducir el cristianismo a un plano racional, eso lo podemos notar cono mayor fuerza cono Locke. Por otro lado Kant que afirma que sólo se puede comprender la Sagrada Escritura en el sentido moral, y Hegel que interpreta los contenidos cristianos de la fe a la luz de su método. Después de esto, se introduce un nuevo método, el cual es el histórico-crítico que justifica una investigación científica de la Sagrada Escritura, se quiere con esta investigación todo lo sobrenatural de ésta, quitar toda revelación de Dios. Es en esta investigación donde predomina el principio de de que es imposible una intervención de Dios en este mundo y en la historia; con este principio se deja claro que todo milagro que se encuentra en la Biblia no tienen una explicación.

Es por esto que se alza la protesta del movimiento hermenéutica en donde aparecen varios teólogos protestantes como Kart Barth que afirma que debemos aprender a comprender los escritos bíblicos como palabrea de Dios; también Bultman, el cual sostiene que se debe investigar crítica y científicamente el texto partiendo de él mismo. Pero Bultman crea algo llamado la interpretación existencial, en donde se traduce a una comprensión antropológico-existencial en el mundo, pero lo que ocasiona esta interpretación es que brote un retroceso entre la cuestión del Jesús histórico  frente al Cristo de la fe, ya que el segundo es el que le interesa a los fieles, ya que llama a la decisión de la fe.


Para terminar, la teología católica no se quedó atrás y también se planteó en este mismo problema de la mano de Alfred Loisy y Maurice Bondel, el primero concentrado en el método histórico-crítico y el segundo reconoce y defiende la tradición histórica de la vida y de la doctrina de la Iglesia para tener un conocimiento más profundo de la Sagrada Escritura. Ya más adelante con el Concilio Vaticano II se dio más libertad a la ciencia bíblica católica, ya que en la constitución Dei Verbum se exige ver y comprender la Sagrada Escritura en estricta unidad con la revelación, ya que es por medio de la Escritura Sagrada donde se revela Dios. Por otro lado, se debe tener una conexión entre la investigación  histórico-crítica y la comprensión creyente, ya que una está relacionada con la otra y de penden mutuamente. Para que se logre esa unión se necesitan de exegetas  y teólogos. En todo caso, en este transcurrir de la historia bíblico-teológica, aparecen problemas de origen filosófico muy importantes tanto para la interpretación de la Sagrada Escritura, como para la misma filosofía.

Por: Andrés Ricardo Díaz Abril
Lic. en Filosofía e Historia
U. G. C

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