ZOLA Y LA GRIETA
Lic. Andrés Ricardo Díaz Abril
Universidad la Gran Colombia
02 de Julio de 2019
El concepto
grieta es un término importante y fundamental para el pensamiento de Deleuze,
que toma de autores como Zola y Fitzgerald.
En este caso, Émile Zola, máximo representante, teorizador e impulsor del
Naturalismo: estilo artístico, sobre todo literario, basado en reproducir la
realidad con una objetividad documental en todos sus aspectos, tanto en los más
sublimes como los más vulgares, presenta la grieta
como una fractura, agujeros por los cuales el yo se escapa;
es una rotura imperceptible. Alrededor de ésta se distribuyen (hormiguean) los
temperamentos, los instintos, “los grandes apetitos” (Deleuze, 2000, pág. 319) .
Pero, ¿Qué es aquello que se le llama instintos? Estos designan condiciones de
vida y supervivencia; es la única forma de soportar una vida históricamente determinada (Deleuze, 2000) . Para Zola, los
instintos no son cosas que pertenezcan simplemente al aspecto animal del
hombre, los instintos pueden ser a manera como el cuerpo “se concibe o ser el
género de vida que un cuerpo inventa” (Deleuze, 2000, pág. 320) . Los instintos
pertenecen tanto a la herencia histórica como a todas las acciones mórbidas. Se
conciben los instintos como una potencia
ambigua que presenta el riesgo de destruirse a sí misma.
Por tal motivo, a través de la grieta,
el instinto busca el objeto que le corresponde en las circunstancias históricas
y sociales de su género de vida: el encuentro entre instintos y sus objetivos
correspondientes es capaz de resonar la
grieta. Deleuze, adoptando tal concepto, modifica radicalmente realiza una reforma en el
alcance de la herencia y el medio como principios rectores de la ficción
naturalista, colocando la potencia de las
pulsiones. Deleuze vio en el naturalismo la intensificación del realismo en
un surrealismo particular.
Así, Deleuze descubre
el impulso que traspasa las supuestas limitaciones restableciendo la gloria del
hombre trasladándolos hacia los mundos
originarios, y las de la herencia, por el juego histórico y social entre
los instintos y lo que llama la "grieta", asignando a ambos conceptos
un alcance novelesco mucho más provechoso que el de un determinismo
fisiológico. Se presenta una transformación que Zola le hace sufrir a sus
personajes, la manera como recrea la concepción de las dos herencias, la
potencia poética que da a esta concepción para convertirla en la nueva
estructura de la novela. La novela, entonces, integra dos elementos de fondo
que hasta entonces le eran extraños: el Drama, con la herencia histórica de los
instintos, y la épica, con la herencia épica de la grieta.
Trabajos citados
Deleuze, G. (2000). La lógica del sentido. Madrid:
PAIDOS IBERICA.
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