En el Fedón o del alma se trabaja acerca del tema de la muerte, una muerte cuya primera definición es la separación del alma y del cuerpo, pero va a ir más allá de esta definición tan general. Se puede notar que el concepto que Platón posee de la muerte es un concepto bueno, algo que para la mayoría de los hombres no lo es.
Pero, ¿en qué consiste ese buen y bello
significado de la muerte que Platón manifiesta? Consiste en “trabajar toda la
vida en adquirir la virtud y la sabiduría, porque el precio es magnífico y la
esperanza grande” (Platón, 1998, pág. 429) . Al cumplir esta
meta, estar muerto será el mejor premio y la esperanza es reunirse con hombres
justos.
Sin embargo, ¿Cómo llega Platón a dicha
definición? Pues para llegar a esta conclusión es necesario, primero que todo,
despejar algunas dudas, las cuales son:
1.
¿Cómo es que no se permite atentar contra la propia vida, pero sí el filósofo
debe seguir a cualquiera que muera?
En primer lugar, el vivir es para todos los hombres una necesidad absoluta e
invariable. Sócrates plantea un ejemplo para explicar su postura (Platón,
1998, pág. 390)
cuya conclusión es “los dioses tienen cuidado de nosotros y los hombres
pertenecen a los dioses. Por ende Dios debe enviarnos una orden para morir” (Platón, 1998, pág. 390) .
2.
¿Por qué razón los filósofos trabajan toda su vida para prepararse para la
muerte? Hay que partir
del punto de que, como ya se dijo antes, la muerte es algo y ese algo es la
separación del alma del cuerpo; y el filósofo debe tener cuidado con el alma y
no con el cuerpo y por ende, lo que más quiere en esta vida “es alejarse de los
placeres del cuerpo” (Platón, 1998, pág. 392) ,. Por eso, lo propio
del filósofo es desprender su alma del comercio del cuerpo.
Es de esta forma como se llega a la idea
de que el alma debe tener todo el cuidado necesario del sabio, pero ¿qué busca
el alma? El alma busca la verdad y es capaz de encontrarla cuando no se deja
engañar del cuerpo; el cuerpo la engaña por medio de los sentidos y la conduce
hacia el error. Para que el alma descubra la verdad necesita de la razón, y la
mejor forma de razonar es cuando no se utilizan los sentidos. Es por eso que
cuando se habla de la justicia, lo bello y/o lo bueno no se ve nunca.
Así, sólo por la razón, que tranquiliza
el alma. Se conoce la esencia de las cosas. Mas ¿por qué hay que tranquilizar
el alma? Se conocen los objetos cuando se dejan a un lado los sentidos, que
pertenecen al cuerpo, que lo único que hace es turbar el alma e impide que
encuentre la verdad. Mientras el alma esté sujetada a la corrupción del cuerpo,
el filósofo no podrá alcanzar su mayor dese, el cual es la verdad.
Empero, ¿por qué el cuerpo no nos lleva
a la sabiduría? El cuerpo posee unas necesidades y unas pasiones que hacen que
surjan las guerras, las seducciones y los combates (Platón, 1998) . Esto hace que no se pueda filosofar,
es por eso que si se quiere saber verdaderamente alguna cosa, es preciso que el
alma abandone el cuerpo y que ella, por sí sola, examine los objetos que quiere
conocer. Por consiguiente, hasta que el alma sea libre de esta carga, que es el
cuerpo, no se llegará a la verdad.
No obstante, ¿en qué consiste la verdad?
Consiste en “conocer… la esencia pura de las cosas, y para alcanzar esa pureza
se debe ser puro” (Platón, 1998, pág. 401) . Es en esto, lo
expuesto anteriormente, que consiste el significado de la muerte y la misión
del filósofo.
Entonces, el verdadero filósofo es aquel
que sabe y confía que la sabiduría pura se encuentra después de morir (cuando
se separe el alma del cuerpo).el filósofo ama su alma, y al amarla adquiere la
virtud de la templanza, la cual consiste en no ser esclavo de sus deseos, sino
en hacerse superior a ellos y en vivir con moderación (Platón, 1998) . Pero, la virtud no es verdadera sino
con la sabiduría.
Dicha afirmación trae como consecuencia
que la verdadera virtud es la purificación de todas las pasiones.
Lastimosamente aunque el sabio comparta esto, la gente no lo escucha ni lo
entiende.
Para terminar, la concepción de muerte,
unida con la sabiduría, el conocimiento, la purificación del alma y la virtud,
le brinda una esperanza al hombre común, que piensa que al morir el cuerpo, el
alma desaparece. Sin embargo, existen ciertos puntos de dicha teoría que deben
ser explicados con argumentos sólidos. La vida y la muerte son contrarios, pero
una nace de la otra y posee una operación intermedia que hace posible el paso
de una a la otra: “al nacer se muere y al morir se vive, los vivos nacen de los
muertos y los muertos de los vivos” (Platón, 1998) , es decir, revivir.
Por ende, “las almas de los muertos
existen en alguna parte de donde vuelven a la vida” (Platón, 1998, pág. 418) . Al afirmar esto,
cabe la posibilidad de que el conocimiento sea una reminiscencia[1],
hemos aprendido de otro tiempo y las hemos recordado, por eso nuestra alma es
inmortal.
En fin, se debe recurrir a la razón para
buscar en ella la verdad de todas las cosas. El objeto es bello por la
presencia o comunicación con la belleza primitiva. Es de esta manera que se
afirma que las cosas bellas son bellas a causa de la presencia de lo bello. Por
eso, el alma hace que el cuerpo esté vivo, el alma lleva consigo la vida, lo
contrario a la vida es la muerte y el alma es inmortal. Cuando la muerte llega
al hombre, lo que hay en él de mortal (el cuerpo) muere; y lo que hay de
inmortal (alma) en él se retira, cediéndole su puesto a la muerte (Reale &
Antíceri, 2008) .
Es por eso que se termina con la frase
que se empezó este escrito: “se debe trabajar toda la vida en adquirir la
virtud y la sabiduría, porque el precio es magnífico y la esperanza grande” (Platón, 1998, pág. 429) .
Por: Andrés Ricardo Díaz Abril
Lic. en Filosofía e Historia
U. G. C.
Bibliografía
Grondin, J. (2004). Introducción a la Metafísica
(cuarta ed.). Barcelona: Herder.
Platón. (1998). Dialogos:
Fedón o del Alma. México D. F.: Porrúa.
Reale, G., &
Antíceri, D. (2008). Historia de la Filosofía Tomo I. Bogotá D. C.:
Paulinas - UPN.
[1]
En el diálogo "Fedón", y con
ocasión del estudio de la virtud, Platón presenta la teoría de la
reminiscencia ―o anamnesia―. Esta teoría
se resume en la idea de que conocer
es recordar. Seguramente Platón no defendía este punto de vista respecto
de los conocimientos particulares como los relativos a hechos concretos (por
ejemplo, el conocimiento perceptivo del tipo "mi mesa es negra")
sino respecto de los conocimientos estrictos dotados de universalidad y
necesidad, conocimientos como los matemáticos y los que pueda descubrir la
dialéctica.
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